La revolución digital en el sector financiero de América Latina ha traído beneficios innegables para la inclusión bancaria y la conveniencia en las transacciones. Sin embargo, este mismo avance tecnológico también ha sido aprovechado por estafadores y organizaciones criminales para robar o lavar dinero a través del sistema bancario, un fenómeno que está creciendo a un ritmo alarmante. Los desafíos en la fiscalización, regulación y sanciones severas han permitido que estas prácticas persistan, generando pérdidas significativas para clientes y empresas, y contribuyendo, incluso, a amenazas a la seguridad pública, como la extorsión y el secuestro.
La popularización de los servicios financieros digitales ha revolucionado la forma en que millones de personas mueven dinero en toda América Latina. En Brasil, PIX alcanzó la marca de 26 mil millones de transacciones en 2024, según datos del Banco Central de Brasil. Mientras tanto, en México, soluciones como CoDi se han expandido y, ahora, el nuevo modelo de pagos DiMo está ampliando aún más el ecosistema de pagos instantáneos. Si bien este acceso masivo a los servicios financieros es positivo para la inclusión, también ha creado un entorno propicio para la explotación criminal, presentando nuevos desafíos de seguridad en toda la región.
Mulas de dinero en la era digital
El modus operandi de los delincuentes está en constante evolución. Utilizando técnicas sofisticadas de ingeniería social, los actores maliciosos, criminales o estafadores, reclutan mulas a través de ofertas de trabajo fraudulentas o promesas de dinero fácil. En algunos casos, las víctimas ven sus datos robados y utilizados sin su conocimiento para abrir cuentas bancarias. En otros, los individuos reclutados participan en el proceso de manera consciente.
En noviembre de 2024, el expresidente del Banco Central de Brasil, Roberto Campos Neto, articuló un cambio decisivo en el enfoque regulatorio para combatir la creciente ola de fraudes financieros. “El fraude ocurre porque hay una cuenta receptora”, afirmó, señalando una reorientación fundamental en las prioridades de política pública. Este pronunciamiento marcó una evolución significativa para la autoridad monetaria, que, tras haber democratizado el acceso financiero con el sistema de pagos instantáneos PIX, ahora reconoce la necesidad de equilibrar ese acceso con protocolos de seguridad sofisticados para proteger el ecosistema financiero brasileño de la explotación criminal.
Este reajuste estratégico refleja la creciente preocupación de las autoridades reguladoras sobre el papel central que desempeñan las cuentas de mulas en la facilitación de esquemas de fraude digital en toda América Latina. La postura del Banco Central ejemplifica un consenso cada vez mayor en la región: a medida que las infraestructuras de pago digital maduran y alcanzan una adopción masiva, los marcos regulatorios deben evolucionar en paralelo para contrarrestar delitos financieros cada vez más sofisticados, al mismo tiempo que se preservan los avances logrados en inclusión financiera en la última década.
Avances y desafíos
Fuera de América Latina, varios países han implementado medidas eficaces que podrían servir como modelos para la región. En el Reino Unido, el Regulador de Sistemas de Pago (PSR, por sus siglas en inglés) introdujo un esquema obligatorio de reembolso para las víctimas de fraude por Pagos Autorizados Fraudulentos (APP), que entró en vigor en octubre pasado. Este mecanismo reemplazó el anterior Código de Reembolso Contingente (CRM), que era voluntario. La nueva normativa crea incentivos sólidos para que las instituciones financieras refuercen sus mecanismos de prevención de fraude y brinden una protección más consistente a los consumidores.
En Australia, el Código de Pagos Electrónicos estableció un marco voluntario que ha ayudado a reducir el impacto financiero de ciertos tipos de fraude para los consumidores. Aunque ha habido una reducción en las pérdidas por fraudes bancarios tras la implementación de medidas regulatorias como esta, las víctimas de estafas aún enfrentan pérdidas financieras significativas, según la Comisión Australiana de Competencia y Consumo. El enfoque australiano representa un avance en la protección del consumidor.
En Brasil, la Resolución N° 6/2023, publicada por el Banco Central de Brasil (Bacen) y el Consejo Monetario Nacional (CMN), establece lineamientos para compartir datos e información sobre indicadores de fraude entre instituciones financieras, instituciones de pago y otras entidades autorizadas por Bacen. El objetivo principal es fortalecer la prevención del fraude en el Sistema Financiero Nacional.
En los países con regulaciones más estrictas, se observa una reducción en el fraude, probablemente debido al aumento de las inversiones en medidas de seguridad.
La tecnología como solución
Ninguna inversión será tan vital para la salud inmediata y a largo plazo de las instituciones financieras en América Latina como la inversión en soluciones basadas en el comportamiento, los dispositivos utilizados y las capacidades de red. Si la regulación es necesaria para impulsar la adopción masiva de esta tecnología, entonces la región debe avanzar en la regulación de las cuentas de mulas.
Cuando un estafador o mula de dinero accede a una cuenta en un banco que utiliza nuestras soluciones, nuestros modelos de aprendizaje automático reconocen, en tiempo real, cómo el comportamiento de este actor malicioso se desvía del del titular de la cuenta, permitiendo que la institución financiera detenga la transacción antes de que el delincuente obtenga cualquier beneficio.
Esta capacidad de identificar cuentas de mulas antes de que se completen las transacciones fraudulentas representa una capa adicional crucial de protección para las instituciones financieras, reduciendo significativamente las pérdidas asociadas con los esquemas de lavado de dinero y fraude.
No hay tiempo que perder
El combate contra las cuentas mulas de dinero representa un desafío complejo pero superable para los sistemas financieros de los países latinoamericanos. El precio de la baja regulación de las cuentas de paso o fantasma es alto y sigue creciendo - no solo en términos financieros directos, sino también en el impacto sobre la confianza pública en el sistema financiero y en los esfuerzos de inclusión financiera. Para que la revolución de la banca digital cumpla su promesa de democratizar el acceso a los servicios financieros, es imperativo que las autoridades reguladoras, las instituciones financieras y los consumidores actúen de manera coordinada para crear un entorno digital seguro y confiable. El momento exige acciones coordinadas y decisivas para garantizar que la revolución financiera digital beneficie a la sociedad sin crear oportunidades para el crimen.
La proliferación de cuentas de mulas representa un desafío urgente para el sistema financiero de América Latina. Sin una respuesta coordinada y efectiva –que aproveche tanto las lecciones internacionales como las iniciativas locales y regionals exitosas para proteger a los consumidores y preservar la integridad del sistema financiero regional–, es de esperarse que el crimen que utiliza estas cuentas de lavado de dinero continúe expandiéndose y creciendo, perjudicando a los consumidores, las empresas y la economía en su conjunto.
La cuestión ya no es si América Latina necesita actuar, sino cuándo y cómo, y si esa respuesta será lo suficientemente rápida para evitar daños graves para la sociedad.